Y SI ENCONTRARAMOS TIERRA, MÁS ALLÁ DEL NAUFRAGIO...
Era
marrón la ciudad, porque marrón era la tierra en polvo que la
recorría de un lado hacia todos los demás, según se le antojaba al
viento. Y de tanto vivirla, sus habitantes también se habían
tornado de textura arenosa en alguna gama de ocre.
Y
así caminaban, trabajaban y se soñaban hasta que, algún día de
cada año, en el mes de abril, una lluvia suave y copiosa hacía que
la tierra se resbalase de los árboles, las casas y las personas
hasta el suelo. Entonces, aparecían todos los otros colores.
Así
actúa este libro, como una lluvia que a veces acaricia y que otras
remueve todo por donde pasa. Pero siempre lluvia que destapa aquello
sobre lo que cae. Y llueve en este libro, llueve fuerte sobre los
migrantes que habitan las fronteras (las visibles y las invisibles),
sobre el futuro agarrado a la utopía, sobre los sueños en ciudades
con soportales. Llueve sobre las mujeres para visibilizarlas y sobre
las revoluciones posibles, siempre. Sobre la esperanza para
mantenerla fresca. Diluvia sobre la propiedad privada para ahogarla
junto a las injusticias. Y, mientras cae la lluvia, se escuchan
gritos valientes y descarnados que buscan en lo colectivo una manera
de vencer al miedo, y palabras cortadas al ritmo de la música.
Los
piratas, que eligieron el agua como lugar desde el que resistir,
viven acostumbrados al tiempo cambiante y no naufragan. Nunca.
¡Hagámonos
piratas! dicen los poemas de este libro que buscan transformar mentes
que desean permanecer despiertas. Poesía como resistencia individual
y colectiva, poesía como ataque, como medio para vivir intensamente
una vida que merezca ser vivida.
Poesía
que dice con letras minúsculas que es necesario amar a otras
personas. Amar a las ideas.
Poesía
que habla de las tonalidades que están escondidas debajo de la
tierra.
Prólogo del libro
"Más allá del naufragio"
María González Reyes
La
ciudad de la tierra
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